Marcar un punto sobre la línea, donde se plantará la primera flor.

Clavar una estaca en el punto, y con la otra marcar otro punto sobre la línea resguardando que la cuerda quede tirante y sobre ella.

Atar dos estacas a los extremos de una cuerda, de tal forma que al estirar la cuerda la distancia entre las estacas sea la deseada.

Repetir el procedimiento con el nuevo punto marcado.