Aplica estrategias multiplicativas, pero de forma inadecuada, sin identificar que la cantidad final debe multiplicarse por 2 varias veces.
Señala claramente la respuesta escribiendo que Laura tenía 32 láminas.
No escribe que Laura tenía 32 láminas, pero registra el resultado en sus cálculos (32).
Aplica estrategias multiplicativas (ensayo y error, suma iterada o la tabla del 2), doblando la cantidad final 3 veces para llegar al resultado correcto.
No escribe la respuesta y sus cálculos son incorrectos.
Aplica estrategias multiplicativas doblando la cantidad final, pero comete errores en los cálculos, por ejemplo, multiplica por 2 más o menos veces de lo correcto.
Encuentra solo algunas respuestas correctas.
Escribe una respuesta, pero el resultado es incorrecto.
Aplica estrategias multiplicativas muy sofisticadas para resolver el problema.
No aplica estrategias multiplicativas.